Intervención psicopedagógica en los TEA

Los niños con TEA afectados severamente, se verán beneficiados en centros de educación especial, en los cuales el psicopedagogo puede intervenir si ha recibido formación específica para ello. En otros casos, es posible la integración en centros escolares comunes donde se necesita del apoyo de expertos que orienten la labor educativa; es aquí donde el psicopedagogo es de gran utilidad para que se lleve a cabo una integración exitosa. La institución escolar necesitará de orientación específica y la familia requerirá de apoyo y ayuda profesional, recibiendo información y orientación.

Al momento de llevar a cabo una integración, el psicopedagogo deberá contemplar las características particulares de cada niño: su capacidad intelectual, el nivel de flexibilidad cognitiva, el nivel de competencia lingüística, el grado de alteraciones que presente en su conducta y el nivel de desarrollo social. Habrá que analizar las relaciones funcionales entre las conductas del niño y el medio, las oportunidades reales de interacción y aprendizaje a las que pueda acceder y la percepción del niño con TEA por parte de los que lo rodean.

Un niño con este trastorno necesita un sistema educativo flexible, por lo que deberá estar inmerso en una institución con capacidad de adaptación y con alto nivel de personalización. Los factores que habrá que tener en cuenta son varios. Las  instituciones con grupos reducidos y con formas de organización y estructura que hagan “anticipable” la jornada escolar serán las más adecuadas. Además, resultará imprescindible un compromiso real de todos los integrantes de la institución.

En la edad escolar, los autistas requieren de un alto grado de dedicación y trabajo, sobre todo en las áreas de comunicación y lenguaje y conductas adaptativas. Pueden necesitar medios especiales para comunicarse y utilizar recursos complementarios(como los códigos visoespaciales) los cuales son útiles para facilitar la comprensión de los contenidos y actividades que se les quiera transmitir. Es preciso proporcionarles actividades funcionales, dotadas de sentido para ellos y que promuevan aprendizajes funcionales.

El psicopedagogo se encargará de orientar los programas con adaptaciones curriculares que se adapten bien al nivel evolutivo y las capacidades del niño y que contemplen los conocimientos previamente adquiridos.

Deberá trabajar en conjunto con el maestro y también con el acompañante terapéutico en el caso de que lo hubiese. Ayudará en la organización de la dinámica del aula y orientará al momento de estructurar el ambiente de modo tal que todos se sientan cómodos.

Para terminar, cabe destacar que el trabajo con la familia también tendrá gran relevancia ya que se trata de padres que requieren un alto grado de apoyo.

Ana Laura Mardarás

Licenciada en psicopedagogía

Experta en Atención Temprana

Deja un comentario